martes, 26 de junio de 2012

Ya es hora de romper nuestra adicción al petróleo y de tomar en serio el camino de la eficiencia energética y las energías renovables

Por Odón de Buen R.
Twitter: @demoente
En México nos enfrentamos a muchos retos que se irán acentuando en el futuro cercano. En particular, se ubican dos mayores que derivan a otros relacionados: el del desarrollo económico y social, que tiene que ver con la necesidad de generar empleo creciente y bien remunerado, y está el del medio ambiente ante el creciente deterioro y con grandes necesidades de remediación de lo ya afectado.
En cuanto al desarrollo económico y social, México hoy depende en una manera desproporcionada del petróleo y de los combustibles fósiles para sus ingresos fiscales y para mover la economía. En lo fiscal, las exportaciones petroleras significan una tercera parte de lo que obtiene el gobierno en su presupuesto de ingresos. En lo energético, México depende en más de 90% de combustibles fósiles para funcionar.

Esta dependencia energética del petróleo y los combustibles fósiles contribuye, a su vez, al deterioro ambiental en aire, agua y suelos, con impactos en la salud de muchos mexicanos y un alto costo social y económico. Un estudio reciente estima que  74 millones de personas, que viven en 72 desarrollos urbanos, podrían estar expuestas de manera crónica a la contaminación del aire y a los riesgos de salud que esto implica.
Sin embargo, las políticas públicas que se aplican, proponen y plantean para atender estos retos, sólo buscan reproducir el desarrollo basado en combustibles fósiles y, además, dan señales económicas contrarias al desarrollo de las alternativas que permitan enfrentar los retos del futuro. Igualmente, las políticas públicas se plantean ante evidencias crecientes de que México pierde capacidad de producción petrolera, aumenta la importación de combustibles fósiles (ante escenarios de costos crecientes de estos energéticos) y se incrementa la contaminación resultante.
Peor aún, en México nos gastamos una buen parte de los ingresos petroleros en subsidiar el consumo de energía (gasolina y electricidad), y lo hacemos de una manera que ni siquiera tiene un impacto social positivo (que es la justificación política de los subsidios). Tan sólo en la gasolina y el diésel,un estudio realizado para el Congreso de la Unión anota que los hogares con los ingresos más bajos del país concentraron el 2.8% del subsidio total, mientras que los hogares con los ingresos más altos concentraron el 19.1%.

Para completar el escenario, el presupuesto nacional apoya de modo insignificante el desarrollo de las alternativas que nos permitirían enfrentar el futuro, las cuales, de manera genérica, son la eficiencia energética y las energías renovables. Esto se muestra con la diferencia abismal que hay entre los cerca de 300,000 millones de pesos anuales del erario público para cubrir lo que no pagan los usuarios de la gasolina y la electricidad, versus los 9,000 millones que la ley del 2008 asignó por tres años a la SENER para fomentar la transición energética (y que ya no van a seguir fluyendo a partir de 2013).

Por todo lo anterior, es urgente que México redefina prioridades y, cuando menos, le dé un lugar de igual importancia al desarrollo de las alternativas al petróleo que lo que le da al petróleo. Para esto, lo más adecuado es definir metas ambiciosas, acompañadas por una política de Estado que sea integral y transversal sobre las siguientes áreas de acción:
  • Energética. En esta línea se deben definir las metas y ensamblar la institucionalidad energética que las apoye cabalmente, lo cual debe ocurrir en la instancia federal pero también en las estatales y municipales.
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  • Ambiental. Reconocer los costos del deterioro ambiental (en aire, agua y suelo), derivados de los impactos negativos de las alternativas tradicionales.
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  • Fiscal y presupuestal. Impulsar y establecer una nueva visión sobre los subsidios, que permita aprovechar los que ya existen para apoyar a los usuarios finales a ser más eficientes y a aprovechar las energías renovables. Igualmente, una nueva visión presupuestal, que apoye las necesidades de infraestructura de transmisión y distribución de la electricidad, como también un transporte más eficiente y eficaz de personas y mercancías.
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  • Social.  Por un lado, apoyar directamente a quienes lo requieran, pero mediante esquemas distintos a los subsidios energéticos. Por el otro, definir esquemas de reconocimiento a los servicios ambientales en los territorios donde se ubican en abundancia los recursos de energías renovables.Inclusive, reconocer plenamente que un mayor aprovechamiento de las oportunidades de uso eficiente y de energías renovables debe traer un número importante de empleos en manufactura, instalación y operación y mantenimiento de equipos y sistemas relacionados.
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  • Territorial. Reconocer y operar hacia un reordenamiento del territorio en cuanto a su uso, que establezca ciertos derechos de aprovechamiento en zonas urbanas (el derecho al sol) y que involucre no sólo la re-densificación en zonas urbanas, sino también la seguridad jurídica de aprovechamiento en zonas ricas en recursos de energías renovables.
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  • Industrial. Un escalamiento serio y con metas del aprovechamiento de energías renovables, pues un país con una economía del tamaño de la mexicana y en una región del mundo donde se puede competir en mercados de manufactura de alto nivel tecnológico, hace indispensable una política industrial que lo alimente y lo haga crecer.
 
En muchos sentidos, la Iniciativa Mexicana para las Energías Renovables (IMERE), que propone el escalamiento rápido y responsable de las energías renovables para hacer a México más competitivo, alcanzando beneficios sociales, económicos y ambientales para todos los mexicanos, está alineada con estas necesidades y, por lo mismo, tengo el honor y la gran oportunidad de apoyarla.

Igualmente, esperamos que la sociedad mexicana la apoye y lleve a que los candidatos de elección popular (desde los que buscan la Presidencia de la República hasta los que pretenden lograr espacios en los gobiernos municipales) reconozcan la importancia estratégica de una nueva visión sobre el sector de la energía e integren propuestas como las que planeta la IMERE.



2 comentarios:

  1. Estimado OdeB,

    Sobre el camino hacia la eficiencia energética, acá en Alemania le estamos dando durísimo con la ISO 50001, y el fin del modelo ESCO como tal. Para quienes estamos del lado de la demanda, el potencial se ha vuelto casi infinito.

    Un abrazo enorme desde Berlín,
    N.

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  2. Excelente y genial artículo! En Enlight buscamos generar contenidos de calidad respecto a todo lo concerniente a energías renovables. Te invitamos a que nos visites en http://enlight.mx

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